miércoles, 4 de febrero de 2015

Enredos laberínticos

Jean-Joseph Perraud - La Desesperanza (1869)

El obsesivo va en el sentido contrario al objeto que causa su deseo. Bernardino Horne lo ha formulado con precisión al afirmar que “La neurosis obsesiva es una burocratización de la fobia”. Es una manera clara y certera de presentar a la obsesión hermanada con la fobia: un disfraz de enredos laberínticos que preservan al sujeto del encuentro con la falta. Pero, ¿cuándo se precisa una fobia? La fobia se instaura cuando el sujeto se encuentra con una falta que tiene para él estatuto de abismo, es decir de ilimitado; el peligro es perder el ser bajo el signo del fantasma de devoración, como enseña Lacan en el Seminario “La relación de objeto”. A la hora del amor, el obsesivo teme ser devorado por un Otro que desea. Por eso le resulta mucho más fácil someterse a cualquier requerimiento que se imponga dentro de los cánones de la demanda y evitar encontrarse con la mujer de sus deseos o quizá de sus sueños.