Antonio Berni - Manifestación (1934)
El autor sostiene que “en la Argentina hay un renacer de la pasión política y una recuperación del amor”, y diferencia –para el individuo y para la política– entre tres formas: el amor romántico, “que le acontece al sujeto y lo obliga a tomar posición”; el amor conyugal, “que rehúsa el enamoramiento y busca la seguridad”; y el amor fascista, “que procura tomar posesión del otro”.
Por Emiliano Galende
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Cuerpos que anhelan
No dudamos de que el amor es un valor en la vida psíquica, así como el odio, el resentimiento, la decepción, el engaño sufrido, actúan como tóxicos para el psiquismo. Todos lo reconocemos en nuestra vida amorosa: en el amor de la pareja, como en la fiesta, como en la tribuna cuando el equipo gana, como en el baile compartido, como en la manifestación política, los cuerpos se aligeran y saltan, toman ritmo; se vivencia al otro como compañero, como amigo o como amante; sentimos que la unión es placentera, que la satisfacción reside en el integrarnos.
También conocemos lo contrario: el rencor, el odio, la decepción, el miedo, la incertidumbre sobre el futuro, hacen que los sujetos se retraigan sobre sí mismos; sus cuerpos, decaídos como su ánimo, no son aptos para saltar o bailar; la pasividad los invade: no es posible la manifestación de los desanimados, de los pesimistas o de los resentidos: el otro, los otros, o son indiferentes o son enemigos. Recordemos cómo las dictaduras que hemos sufrido provocaron y utilizaron estos sentimientos. Y tengamos presente ahora que la mentira, la falsedad, con la intención de provocar estos sentimientos de decepción, rencor, temor, tiene el mismo sentido político: paralizar las ilusiones, alentar la pasividad, atenuar los entusiasmos, mantenernos pesimistas y aislados.
Vale recordar las consignas del Mayo francés: “la imaginación al poder”, “amor libre”. Las luchas por el amor, la igualdad, la libertad, el deseo de protagonismo, siempre han causado temor a los poderes dominantes, porque entienden bien que sus privilegios individuales están amenazados.
No dudo de que asistimos a un renacer del amor y la verdad en el país. Observamos muchedumbre de jóvenes, y también viejos románticos, decididos a luchar contra los escepticismos en política, y a inventar formas de encuentro más libres y dispuestas a exponerse al amor verdadero; cuerpos que anhelan encontrarse en manifestaciones, sujetos que se sienten protagonistas de la construcción de su vida y, en un mismo gesto, la construcción de lo social.
Y, lo que creo esencial para la salud mental de cada uno, sujetos decididos a enfrentar esos dos polos que desde siempre amenazan la vida libre: el discurso de la seguridad, discurso conservador si lo hay, en la pareja amorosa y en la política; y el discurso fascista, violento, que se vale desde siempre de la mentira, el miedo y la amenaza sobre el futuro. Defender un discurso romántico en la política, como creo está comenzando a ocurrir en el país, es generar en los individuos condiciones para un renacer romántico en el amor entre sujetos libres. Este camino es también el camino de ampliación del dominio de los valores de la salud mental: lograr un sujeto activo, comprometido con su comunidad y capaz de comprometerse en el amor.
fragmento del artículo publicado en Página12.
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