sábado, 13 de agosto de 2011

Fundación


 Empieza, pequeño niño, a conocer a tu madre riéndole
-a tu madre a quien diez meses trajeron largos sufrimientos-.
Empieza, niño pequeño: al que no le han sonreído los padres
no lo convida a su mesa ningún dios,
ni diosa a su lecho.

Virgilio
Bucólica IV


  Crónica de un niño solo - Leonardo Favio


Yo quería las zapatillas buenas

Se sabe que la castración inaugura el campo del deseo, que “eso que falta” constituye el motor que impulsa la búsqueda de ese encuentro siempre fallido, pero que a la vez justamente por eso es incesante. Pero para que esta operación castración, fundante del sujeto en tanto deseante, se lleve a cabo más o menos eficazmente, es condición previa la existencia de un Otro que aloje y haga objeto de su propio deseo a ese sujeto en constitución. Cuando el Otro se ve imposibilitado de constituir como objeto de su deseo a ese niño, el proceso de libidinización se ve seriamente afectado. Y un niño escasamente libidinizado dispondrá de escasa libido para poder sostenerse en el aprendizaje y en la actividad cotidiana.
La falla en la función materna puede detectarse en muchos casos de menores en conflicto con la ley. Un error frecuente es suponer que la instancia que falló es la paterna, normativizante, y promover supuestas soluciones tendientes a instalar o reforzar esa función: esto favorece un deslizamiento hacia lo punitivo que difícilmente modifique la posición del sujeto.

Andrea Homene

Fragmento del artículo publicado en Página12


No hay comentarios: