viernes, 24 de octubre de 2008

Cleansed - Sarah Kane



Mucha gente me conoce, ellos no están enamorados de mi
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Sarah Kane: Cleansed

Ahora que han pasado unos días desde que vimos esta obra de Sarah Kane y que pude procesarla me animo a armar algún comentario. Veníamos con el antecedente de haber visto 4:48 Psicosis, Aniquilados y Crave, en ese orden. Si bien en los personal la obra no me defraudó del todo, en el sentido de que tiene el espíritu Kaneano que pudimos percibir en las otras, hay algunas cositas que vale la pena señalar.
Pudimos acceder a su reposición que se hizo en un ámbito muy distinto al del estreno. Ya no es el ambiente del taller de Regazzoni sino un pequeño espacio en la sala La Tertulia. Tengo la sospecha que en el escenario anterior debe haber tenido un efecto más potente.
La obra mantiene el tono de soledad y angustia de las anteriores y resalta la búsqueda de amor . Un grupo de hombres y mujeres en una institución universitaria/carcelaria se buscan y rechazan, se aislan y torturan. Todos buscan ser amados. Transcurre en diversos lugares de esa zona: el sanatorio, el gimnasio, las duchas, una montañita de tierra, un peep show. Los trucos escénicos para aprovechar el espacio están bastante logrados, con una suerte de bloques móviles en donde se estructura cada escena.
El problema con las obras de Kane, en mi opinión, es que exigen una puesta muy jugada en lo actoral y en la escenificación. O se va hasta el fondo o algo queda a mitad de camino y el artificio se revela. Es como la presentación de un truco de magia: si al mago se le ve el truco algo se cae.
Ya lo habíamos sentido un poco en Crave y mucho en Aniquilados. Hay algo que se queda corto.
Es verdad que la obra es fuerte y los textos son potentes pero es necesario que esa potencia llegue al expectador y para eso las medias tintas no funcionan. Hay detalles que pueden tirar abajo todo el esfuerzo puesto en la representación.



En un momento de la obra, una pareja de varones homosexuales, quizás los más involucrados en alguna suerte de amor más palpable, finalmente hacen el amor con una carga de angustia y ansiedad muy grandes. Los actores deslizan sus pantalones tímidamente y hacen una simulación. Cuando terminan y se separan se ven los pantalones altos hasta el ombligo. Reconozco que es una escena jodida de representar pero creo que si se va a hacer así hay que darle un poco más de juego. Obviamente nadie pide una escena de sexo explícito pero hay otros recursos: en otros lados se hizo con los actores tapados con una sábana, lo cual pudo haber tenido un efecto más potente. Esto lo pongo como un ejemplo.
Hay otros momentos logrados, como algunos pasajes de la relación entre los hermanos, Grace y Graham, los diálogos entre Rod y Carl, o algunos de los pocos momentos corales.
La obra vale la pena ser vista ya que completa un poco ese universo particular que llegó a trasmitir Kane en su corta vida y tiene algunos momentos en que logra enganchar desde la emoción. Están todos sus temas y su voz. Le faltó algo más de su fuerza y quizás enriquecer algunos detalles de la escenografía, algo que empieza a ser una tendencia en algunos ámbitos teatrales.
Ahora sólo falta El Amor de Fedra para completar el círculo Kaneano... aunque no por completo.

Reparto: Gustavo Antieco, Andrea Carballo, Hernan Catvin, María Milessi, Rodrigo Mujico, Pedro Riva, Albaro Rufiner, Carlos Eduardo Spindola, Mariano Stolkiner. Dirección: Mariano Stolkiner

Sala: La Tertulia (Gallo al 800)

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