Quiero una casa así en la costa, donde llevar mis libros, mi música y mi alma. Pasarme el día buscando delfines, gaviotas y huesos petrificados. Haciendo asados y fogones que se apaguen con el viento. Puliendo los pies en la arena y nadando en el agua salada. Con un jardín de cactus en el fondo que explote de flores amarillas. Y tirarle miguitas a los churrinches.
Total... soñar todavía es gratis.
4 comentarios:
Epa, esa no es mi casa? Ojo che!
jajajaja yo también quiero lo mismo, para eso juego al LOTO... qué belleza de lugar, que hermoso andar descalza en la arena, me vas a invitar cuando la tengas?
Nuuu esa es toda mía. Te voy a invitar si me la comprás cuando ganes el Loto.
La tuve... En una crisis existencial, la cambié por una casa en la Capital Federal.
La extraño, pero sé que no podría vivir sola allí, por muy hermoso que sea el paisaje y la paz que me brindó durante muchos veranos.
Cris, besos.
Yo ni siquiera tengo una en Capital... soy un eterno inquilino.
Publicar un comentario