Fragmentos del interesante reportaje de Daniel Freidemberg a Gianni Vattimo en la revista Acción.
- Se está en un estado de resignación que creo que no va a durar mucho. Que va a dar lugar a conflictos sociales en los próximos meses, en Italia, en Europa. En España hay un alto porcentaje de desocupación. ¿Qué va a pasar? Yo no sé. Por un lado, deseo que las cosas se resuelvan sin violencia y por otro lado, me imagino que se tendría que utilizar la crisis para transformaciones más profundas, no para subvencionar los bancos para que no caigan.
- Definitivamente, no se puede imaginar una revolución violenta, porque la violencia nos mata, ya que la violencia del poder es mucho más fuerte que la nuestra, pero se puede imaginar un modo de percibir los hechos sociales que, aunque crea dificultades, da un poco más de entusiasmo político y ofrece posibilidades para la unión que nos resulta indispensable. Porque, en suma, es más feliz vivir en una sociedad de luchas que en una sociedad de resignación. Este es el punto.
- Implica la idea de una sociedad democrática, más fundada sobre el diálogo interpersonal, sobre la interpretación. Que no es fácil de realizar, porque, obviamente, una sociedad del diálogo necesita condiciones de igualdad. El hecho es que finalmente no se trata de realizar un ideal de sociedad unificada, ya prevista, descripta de antemano, sino una sociedad donde se pueden desarrollar diferentes posturas…
- En ese período los Estados Unidos empezaron a presionar mucho más con la idea de «la lucha contra el terrorismo». Y empecé a pensar que teníamos en Europa una democracia protegida, debilitada. […] Y sobre todo me di cuenta de que, con la globalización, el resultado era cada vez más pobreza, no sólo de los pobres, sino también de las clases medias, y el crecimiento de la diferencia entre los ricos y los pobres. En Italia, la diferencia entre un salario de un obrero de la Fiat y el del ejecutivo supremo, era de 1 a 50; hoy es de 1 a 250. Todo esto me golpeó mucho, y todo esto me convirtió de un moderatismo optimista en un revolucionario, no sé si optimista, pero un poco más realista.
- Por esto creo muchísimo en Latinoamérica. Porque hay muchas nuevas experiencias de vida social, de poder, de socialismo... Son experiencias nuevas con relación a lo que ocurre con las masas europeas. Se ve la esperanza de transformación. Para nosotros ahora esa esperanza es Latinoamérica, porque China e India están totalmente incluidas.
- La guerra de Irak, las guerras de los Estados Unidos en los últimos años, muestran que este poder para mantenerse necesita violencia, guerras. Estamos en esta situación. Me gustaría que todo se resolviera bien, con todos estando bien, pero no es el caso. Estamos muy mal en el mundo, estamos destruyendo demasiado la naturaleza, estamos agotando los recursos. Esto no funciona...
- El mundo que se dibuja frente a nosotros es un mundo empobrecido. No sólo en términos económicos, no sólo en términos de hambre, sino de libertad, de capacidad creativa. De posibilidad de relaciones humanas. Por ejemplo, cuando los estudiantes que van a estudiar a EE.UU. regresan a Italia, vuelven con la sensación de haber vivido en medio de una extrema dureza competitiva.
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